El arte: un canal hacia lo esencial
REFLEXIONES


El arte trasciende la necesidad de una explicación racional.
Su mera existencia ya conlleva un significado propio, una expresión que va más allá de las palabras y de la lógica. Es un canal de la energía creadora que nos invita a sentir, a conectar con algo más profundo que no siempre podemos definir.
El arte es un testimonio de nuestra existencia, un chispazo de lo eterno.
A través de la creación exploramos lo intangible, canalizamos emociones y damos forma a lo que sentimos. La creatividad no es un privilegio de algunos, sino una fuerza vital que habita en todos nosotros, esperando ser despertada. Reside en nosotros de manera innata.
¿Cómo despertarla? A través del estado de Flow.
En psicología, el “Flow” o “Experiencia óptima” describe un estado en el que las personas se encuentran completamente absortas en una actividad. En el proceso creativo, el estado de Flow conlleva sumergirse plenamente con una actitud de puro servicio. Momento en el que el pincel se mueve solo, la melodía nace sin esfuerzo o las palabras fluyen sin pensarlas. En el que no existe nada más que -Estar creando-.
Es un acto de entrega. Es permitir que la obra nos muestre el camino sin la interferencia del Ego, sin expectativas, sin juicios. Solo creación en su estado más puro. Permitiendo que la energía creadora fluya sin barreras. Posicionando a la obra como Guía.
Crear es mucho más que producir algo bello. Es un acto sagrado, un proceso de autoconocimiento y transformación. La pintura, la música, la danza o cualquier forma de arte nos permite liberar nuestras sombras, transmutar emociones y conectar con algo más grande que nosotros mismos. Es una meditación activa que nos conecta con el Todo y la Nada. Nos permite construir, deconstruir y evolucionar.
Es una meditación en movimiento, un diálogo con lo invisible.
Crear es mágico, es una forma de caminar la existencia con consciencia. A través de la creación artística, nos enfrentamos al lienzo en blanco de la vida, donde decidimos qué historia queremos contar. Cada obra es un reflejo de nuestro mundo interior, de nuestra historia, de aquello que llevamos dentro y queremos compartir.
La expresión artística cobija, desafía y permite conectar con nuestra esencia más profunda.